Entrevista a Oscar Santana, director territorial de LCRcom

Óscar Santana, con una amplísima experiencia en el sector de las telecomunicaciones, es desde hace algo más de dos años nuestro director territorial  en la zona norte de España.

Ahora tiene la deferencia de dedicarnos unos minutos para contarnos cómo es su  trabajo.

 

Tras pasar más de 8 años en Xacom (empresa dedicada a las comunicaciones inalámbricas) te  incorporas a LCRcom en diciembre de 2015, ¿haz balance de estos dos años en LCRcom?

 

Todo cambio conlleva tiempos difíciles y cierta incertidumbre. Primero, conocer a gente nueva con la que trabajar, ver cuál es la idiosincrasia de la empresa, adaptarte a los procesos, que no son iguales en todos los sitios. Aunque la verdad es que el equipo humano de LCRcom me lo ha puesto bastante fácil, desde la dirección, pasando por el equipo de operaciones (que me aguantan a todas horas), la parte técnica (muy importante)  y en especial a la parte comercial que me han acogido y apoyado desde el primer día como uno más.Es cierto que no cambiar de sector es una gran ventaja. Por decirlo de alguna manera, vienes ya con la lección aprendida.

 

¿Cómo es el día a día de un director territorial?

Bueno, yo voy a hablar por mí, aunque supongo que el trabajo de mis compañeros de otros lugares será más o menos igual.

Cuando echas la vista atrás te das cuenta de que haces muchos kilómetros. Ver a distribuidores, acompañarlos en alguna visita a los clientes, establecer nuevas relaciones comerciales… al final es un trabajo en el que pasas varias noches  al mes fuera de tu casa y tiene cierto desgaste. Eso sí, tiene una parte bastante gratificante, en la que ves como partners que han empezado contigo crecen comercialmente. Al final te das cuenta que el trabajo comercial es bastante vocacional en la que se combinan tres factores: la relaciones humanas, el conocimiento del producto y las técnicas de venta. Si a  eso le sumas que tenemos un buen producto y que el servicio es igualmente bueno, las posibilidades aumentan de manera exponencial.

¿Cómo ves  la  evolución de LCRcom en estos más de dos años?

La verdad es que hemos evolucionado en todos  los aspectos. En eficiencia, pues  lo tiempos para los procesos se han acortado. En producto, pues hemos lanzado productos nuevos para seguir satisfaciendo las necesidades de nuestros clientes. También hemos hecho un esfuerzo especial en temas formativos que, en mi opinión, son claves. Los webinars y las formaciones presenciales son un gran valor. Creo que se están dado pasos y realizando esfuerzos muy importantes en todas las áreas de la empresa, que se reflejan y van a redundar en beneficio de todos los que conformamos LCR (clientes, partners, etc.).

 

¿Cómo es la relación de un director territorial  con un distribuidor?

Considero que es una relación bidireccional. Ambas partes se tienen que involucrar. Obviamente mi misión es hacerle la vida más fácil a los partners que trabajan conmigo y eso intento (risas) pero es, por decirlo de alguna manera, un asunto de esfuerzos compartidos. No  hay  mucho secreto: buen producto, buen servicio y un trato cercano. Con estos tres ingredientes y esfuerzo, los resultados, tarde o temprano,  acaban llegando.

Yo puedo decir con satisfacción que mantengo una buena relación con todos los distribuidores con los que comparto mi trabajo, tanto en lo profesional como en lo personal.

 

¿Cómo ves el futuro de LCRcom?

Yo soy optimista por naturaleza. Con los pies en el suelo, pero optimista. Creo que tenemos todos los ingredientes para seguir por el buen camino: un buen producto, un servicio de garantías, un equipo  humano magnífico, solidez técnica y un grupo de  partners cada día más involucrado. Con estos elementos, no puedo dejar de pensar  en positivo. Obviamente en un mercado  tan  competitivo hay factores que no controlas (regulatorios, empresariales…) y nunca estás exento de tener  algún susto pero considero que los cimientos sobre los que estamos construyendo este proyecto son los suficientemente consistentes como para mirar al futuro con optimismo.

 

Gracias por todo Óscar