Durante estos últimos años, tecnologías que considerábamos como imposibles de ciencia ficción han ido apareciendo en nuestro día a día para convertirse en una realidad. ¿La última novedad? Unos auriculares capaces de leer nuestro cerebro y traducir cualquier idioma que escuchen.
Tras mucho tiempo dedicando investigaciones y dispositivos especialmente para el disfrute de la vista, diferentes compañías telefónicas han decidido seducir al consumidor a través del sentido auditivo, que ha pasado a convertirse en protagonista representando una de las creaciones más revolucionarias de los últimos tiempos.
Los auriculares tal y como los conocemos hasta ahora son algo primitivo, y los nuevos “hearables” nos ofrecen funciones como poder elegir lo que queremos escuchar e identificarnos mediante nuestras cavidades auditivas.
“El oído, como cualquier otro sentido, tiene un papel fundamental en la manera en la que interpretamos el mundo. Aun así, no tenemos mucho control sobre los sonidos que nos bombardean todos los días. Si podemos ajustar el resto de sentidos y controlar cosas como el gusto o la temperatura, deberíamos ser capaces de personalizar nuestro mundo auditivo”. Noah Kraft, CEO y cofundador de Doppler Labs.
Doppler Labs es una empresa especializada en el diseño de dispositivos “wearables”, y actualmente está destinando sus recursos a desarrollar un “hearable” con el que puedas gestionar y personalizar los sonidos que percibas, intensificando unos y reduciendo otros, completamente a tu antojo. Todo lo necesario es una app móvil y unos auriculares sin cables que reciban las señales filtradas en las preferencias del usuario para mandarlas a nuestra cabeza.
Por otra parte, la empresa United Sciences ha llevado a cabo un producto bautizado como Aware, que en lugar de situarse dentro del oído se adapta a la forma de la oreja de cada usuario, interpretando señales de nuestro cerebro mediante sensores biométricos y cerebrales. Otra de sus funciones es la posibilidad de monitorizar el sueño y escuchar música.
La herramienta nos ofrece también ventajas para la salud, ya que además permite medir la concentración, el estrés y hasta el nivel de relajación. Esto supone todo un mundo de posibilidades para el ámbito de la medicina, y desde que el proyecto salió a la luz varios investigadores se han acercado para comentarles posibles aplicaciones. “El director del programa de investigación sobre el alzhéimer de la Universidad de Emory nos comentó que habían estado limitados por las pruebas que podían hacer y los momentos en los que se podía recolectar información. El dispositivo puede cambiarlo”.
Emplear los datos recogidos por el dispositivo para avanzar en el estudio de la depresión, los infartos, la demencia, los desórdenes del sueño, la narcolepsia y de otros problemas neurológicos son otras de las posibilidades a las que apunta este ingeniero mecánico.
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